Desde hace tiempo los relojeros utilizan a las piedras preciosas en los calibres para aprovechar las propiedades que estas ofrecen. Su principal función es disminuir la fricción entre los puntos de desgaste, pivotes y cojines.
Las piedras planas, cilíndricas y perforadas giran los pivotes de las ruedas o palancas, mientras que otras piedras actúan como cojines. Se moldean de una forma especial para cumplir otra importante función: la curvatura sirve de reserva de aceite, de esta manera el reloj dispone de lubricante en los lugares correspondientes.
La cantidad de piedras en el calibre se determina de acuerdo con el número de ruedas que necesita un punto de apoyo. El mínimo de piedras a usarse son 7, mientras que en un modelo automático moderno de tres agujas se consideran que 21 joyas es una cifra razonable.
Cabe resaltar que en un reloj mecánico es una máquina donde se deben cumplir 5 elementos básicos:
- Fuente de energía (muelle o cuerda)
- Transmisión (engranaje)
- Regulación (volante-espiral)
- Escape (suizo, tradicional u otro)
- Indicación de tiempo (agujas y carátula)
Un reloj que tenga piedras preciosas permite una transferencia eficiente de la energía entre el muelle espiral principal y la rueda de escape. La cantidad de joyas que se integren es directamente proporcional a las complicaciones del calibre y las funciones que este tenga.
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